El matemático Diego Córdoba recoge mañana el Premio de investigación Miguel Catalán

10 April, 2012

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El acto de entrega será presidido por la presidenta de la CAM, Esperanza Aguirre

  • El galardón reconoce el trabajo de científicos de menos de cuarenta años.
  • Profesor de Investigación del CSIC en el ICMAT, ha sido investigador Ramón y Cajal y profesor en la Universidad de Princeton, además de haber obtenido una de las prestigiosas ayudas del ERC Starting Grant.
  • Su campo de investigación estudia la modelización de fluidos como las olas o los tornados y está relacionado con uno de los siete ‘problemas del milenio’

Dónde: en la Real Casa de Correos, en la Puerta del Sol número 7

Cuándo: el miércoles 11 de abril a las 12 h

Para acreditaciones sólo es necesario llevar carnet de prensa y DNI


Mañana miércoles tendrá lugar en la Real Casa de Correos, sede de la Presidencia de la CAM, el acto de entrega de los Premios de Investigación de la Comunidad de Madrid ‘Miguel Catalán’ y ‘Julián Marías’ del año 2011. El acto será presidido por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que hará entrega de unos galardones que quieren reconocer “la excelencia en la investigación” y “los valores científicos y humanistas” tanto de científicos con carreras consolidadas como de aquellos que se encuentran en períodos más iniciales de su carrera.

Diego Córdoba, Profesor de Investigación en el ICMAT-CSIC recibirá el Premio Miguel Catalán a científicos de menos de cuarenta años. Doctorado en la Universidad de Princeton (Nueva Jersey, EEUU), donde fue profesor, regresó a España en 2001 con uno de los primeros contratos Ramón y Cajal -en el que obtuvo el número uno de esta primera convocatoria-. Para Manuel de León, director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT), este hecho constituye “una prueba más de las excelencias de este programa y de la importancia de que los investigadores seleccionados puedan continuar trabajando en nuestro país con plazas fijas”.

Además de haber recibido otros premios como el de la Sociedad Española de Matemática Aplicada (SEMA) al joven investigador en el año 2005, en 2008 consiguió una de las prestigiosas ayudas del Consejo Europeo de Investigación (European Research Council, ERC) Starting Grants. Estas ayudas, dotadas con cuantías de hasta dos millones de euros cada una, quieren impulsar el liderazgo de jóvenes científicos “a punto de establecer o consolidar un grupo independiente de investigación en Europa”. Investigadores con este perfil lo tienen hoy muy difícil, lo que supone, afirma el ERC, “un dramático despilfarro de talento investigador” que “limita o retrasa la emergencia de la próxima generación de líderes de investigación, que traen nuevas ideas y energía”.

Olas, tornados y singularidades

Diego Córdoba trabaja en el campo de las ecuaciones en derivadas parciales y su relación con la mecánica de fluidos, con aplicaciones tan interesantes como predecir el comportamiento de un tornado, la ruptura de una ola o el desplazamiento de un temporal. Su investigación se ha publicado en revistas internacionales tales como Annals of Mathematics o PNAS, entre otras.

Los tornados, huracanes y temporales continúan sorprendiendo a las poblaciones, y diseñar modelos más exactos que se acerquen a la realidad en todo lo posible sigue siendo un reto para los investigadores. Modelos climáticos mucho más precisos o coches o aviones que consuman menos combustible son tan sólo algunas de las aplicaciones que pueden tener ecuaciones como éstas que forman parte de los problemas llamados del milenio, cuya resolución se premia con un millón de dólares.

El trabajo de Diego Córdoba y sus colaboradores se centra en el estudio de lo que los matemáticos llaman singularidades, es decir, un comportamiento inesperado al introducir una variable en una función, por lo demás, continua. En la realidad, estas singularidades se plasman en acontecimientos como la ruptura de una ola o la formación de un tornado. Sobre el papel, el fenómeno se traduce en que una de las variables que describen ese fluido como su velocidad, su presión o su densidad –entre otras-, cambia de forma explosiva y alcanza un valor infinito.

En 1755 Leonhard Euler escribió por primera vez las ecuaciones diferenciales que rigen el movimiento de un fluido llamado ideal, sin fricción en sus moléculas; casi un siglo más tarde Claude-Louis Navier y Gabriel Stokes introdujeron la fricción, la viscosidad, y llegaron a las ecuaciones de Navier-Stokes. Hoy estas ecuaciones son esenciales en los modelos de simulación de clima y en los que describen cómo fluye el aire en torno a las alas de un avión –entre otros muchos ejemplos-. Pero que las ecuaciones se usen no significa que se comprendan bien matemáticamente.

Los modelos se alimentan de soluciones siempre aproximadas, obtenidas gracias a la gran capacidad de cálculo de las computadoras. En realidad, las ecuaciones de Navier Stokes aún no se saben resolver de forma que informen con total certeza de cómo se comportará un fluido de ciertas características, y en determinadas condiciones, en un tiempo dado.

Con ese objetivo en el horizonte los matemáticos investigan las ecuaciones preguntándose, por ejemplo, si admiten o no singularidades. “Son ecuaciones muy complejas y todavía no se han desarrollado las herramientas matemáticas necesarias para capturar una visión global del fenómeno”, explica Córdoba.

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