El tercer episodio de Revoluciones Matemáticas retrata a Ada Lovelace, la pionera de la programación

27 March, 2020

Ada Lovelace (1815 – 1852, Reino Unido) es la autora del primer programa de ordenador de la historia.  A partir de esta idea, nacieron las infinitas posibilidades que ofrece una máquina programable, cuya concreción ha cambiado el mundo en el que vivimos. Este hito se retrata en el tercer capítulo de la segunda temporada de la serie Revoluciones Matemáticas, ya disponible en el canal de YouTube del ICMAT.

Augusta Ada Byron nació un 10 de diciembre de 1815 en Londres. Su padre era el famoso poeta Lord George Gordon Byron y su madre, Anne Isabelle Milbanke. Ésta se había interesado por las matemáticas de joven y animó a su hija a estudiarlas junto a la música. La joven recibió formación de un nutrido grupo de tutores particulares, antes de ser presentada en la corte en 1833. Allí, en una fiesta, conoció al científico Charles Babbage y dos semanas más tarde madre e hija fueron a visitarle a su estudio, donde tenía la máquina diferencial, uno de sus más recientes instrumentos que permitía realizar operaciones matemáticas de forma mecánica y que es la precursora de las calculadoras actuales.

Este es el punto de partida del tercer capítulo de la segunda temporada de Revoluciones Matemáticas, dedicado a Lovelace. La serie de animación está producida por el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) y Divermates, dentro del proyecto Ciudad Ciencia, un programa de divulgación científica en el entorno local coordinado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

Como complemento del episodio se propone un taller de matemática recreativa, en el que se propone la construcción de una máquina automática de sumas, con tan solo una lata de patatas, cartulina, tijeras y pegamento. “Queremos ofrecer materiales al profesorado para que puedan trabajar ideas matemáticas en el aula de forma lúdica, manipulativa y creativa”, afirmaba David Martín de Diego, investigador del ICMAT y codirector de la Unidad de Cultura Matemática del centro.

En el epicentro de la ciencia europea

En 1834, Lovelace conoció Mary Somerville, quien se convirtió en su mentora: le enviaba libros de matemáticas, le guiaba en su estudio, le mandaba problemas y mantenía conversaciones con ella sobre matemáticas. Entre otros temas, ambas estaban interesadas por las máquinas de Babbage.

Entonces, Ada, ya convertida en condesa de Lovelace (tras casarse en 1835), comenzó a estudiar matemáticas avanzadas de mano del investigador Augustus de Morgan. Poco después se ocupó de la traducción de las instrucciones de funcionamiento de la máquina analítica de Charles Babbage, redactadas por Luigi Menabrea. A diferencia de la máquina diferencial, la máquina analítica podía ser reconfigurada para realizar diferentes tipos de tareas, empleando tarjetas perforadas. En su texto, Lovelace añadió una serie de apuntes, y también un ejemplo concreto, para que la máquina calculase de forma iterativa los llamados números de Bernoulli. Estas instrucciones se consideran el primer código de programación de la historia.

Las notas de Lovelace se publicaron en el volumen 3 de las Memorias científicas de Richard Taylor en 1843 bajo el nombre de “AAL”. Tras este logro –el mayor de su corta carrera–, la salud de Lovelace comenzó a deteriorarse, y no llegó a publicar ningún otro trabajo.

Consideró escribir una larga reseña, al estilo de sus notas, del trabajo de Ohm sobre series galvánicas, pero nunca llegó a hacerlo. Ideó varios proyectos, que compartía en la correspondencia con sus amigos. También pensó en escribir un estudio científico sobre los efectos del opio y el vino, en base a sus propias experiencias. Y seguramente esbozó más investigaciones que desconocemos, ya que su esposo, consumido por los celos, se aseguró de que más de 100 de sus cartas fueran destruidas.

En 1852, con tan solo 38 años, murió de cáncer.

 

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