Con motivo de la publicación del libro Matemáticas y literatura, entrevistamos a su autora, Marta Macho Stadler, divulgadora, matemática y profesora de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). Es el nuevo número de la colección ‘Miradas Matemáticas’, que edita desde 2017 el ICMAT, la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas (FESPM) y Los Libros de la Catarata. Hablamos con ella sobre esta obra, los puntos de encuentro entre las matemáticas y la literatura, su interés por ambas disciplinas o del grupo francés OuLipo.
Laura Moreno Iraola
¿Cómo ha sido el proceso de escritura de Matemáticas y Literatura? ¿Qué destacarías?
Lo más duro ha sido decidir qué dejar fuera y qué utilizar. Me sobraban referencias y quería elegir ejemplos diversos, que tocaran todas las disciplinas de las matemáticas y también los géneros literarios. He intentado que sea ameno y emocionante, pero es un libro muy personal, probablemente con muchos textos en francés, influencia del grupo literario OuLiPo (Ouvroir de Littérature Potentielle), que surgió en 1960 en Francia, -los oulipianos se caracterizan por proponer la escritura bajo restricción, muchas de ellas de tipo matemático-. He procurado mostrar también con alguno de los ejemplos cómo a través de una buena lectura pueden surgir problemas matemáticos.
¿Cuáles son los objetivos de este libro?
Me gustaría que sirviera para mostrar que el conocimiento es mestizo, que no deben separarse disciplinas porque “teóricamente” no tienen nada que ver. Ambas, la literatura y las matemáticas, requieren de grandes dosis de creatividad, de precisión, de planificación… Para enunciar un buen teorema o redactar una buena historia los caminos que hay que recorrer no son muy diferentes.
Portada ‘Matemáticas y Literatura’ // Los Libros de la Catarata
El libro está dividido en tres grandes bloques, que coinciden con los capítulos, y que son tres maneras de mostrar cómo las matemáticas y la literatura se han relacionado hasta la fecha, ¿podrías destacar algo de cada una de ellos?
En el primer bloque, elijo algunos textos literarios en los que las matemáticas aparecen nombradas de alguna manera. La geometría, el infinito, la combinatoria, la lógica, el azar o la criptografía aparecen como parte de una escena cotidiana, como la clave para descubrir un misterio, en la descripción de una actividad o como metáfora.
El segundo bloque se dedica a juegos matemático-literarios, a textos escritos bajo restricción matemática que, lejos de lo que algunas personas piensan, proporcionan verdaderas obras de arte de la literatura.
El último bloque muestra algunos ejemplos de libros singulares en los que las matemáticas se utilizan para expresar sentimientos y elaborar las tramas.
Si tuvieras que escribir un libro en el que matemáticas y literatura estuvieran presentes, ¿con cuál de estas tres maneras te quedarías?
Sin dudarlo, elegiría el del juego matemático-literario. Sería un hermoso reto, si fuera capaz de hacerlo. Para ello, hay que saber escribir muy bien y entrelazar una trama interesante con un juego matemático que no debería interferir en la historia de manera explícita, ¡difícil y apasionante!
De los ejemplos de las obras que pones en el libro, ¿cuál es tu favorito o el más representativo de esta relación entre ambas disciplinas?
La vida instrucciones de uso, del oulipiano Georges Perec, es una obra de arte. Es un libro complejo, difícil, en el que las historias de casi 1500 personajes desfilan a lo largo de 99 capítulos en torno al protagonista. La estructura del texto obedece a varias restricciones matemáticas que el autor se impuso para crear una historia emocionante, con toques de humor, compleja y apasionante.
También me quedaría con Mai quai Conti, de Michèle Audin, aunque solo está disponible en francés de momento. Es la historia de la Comuna de París, tejida siguiendo los pasos de una demostración geométrica, donde se descubre quién es la narradora (la matemática Sofia Kovalevskaya) solo al final, tras haber terminado la prueba de un teorema.
¿Conoces otras referencias que quieras destacar sobre el tema?
Cuando empecé a interesarme por la relación entre las matemáticas y la literatura, busqué información y me topé de manera natural con las propuestas de OuLiPo. Así, descubrí las matemáticas no solo contenidas en los textos, sino también aquellas que los estructuran. Aquello fue un flechazo, y he leído todo lo que he podido de las y los integrantes de este grupo, como Raymond Queneau, Ítalo Calvino o Georges Perec. Tengo, además, la gran suerte de conocer a alguno, como Michèle Audin, Eduardo Berti, Pablo Martín, incluso a Jacques Roubaud, y he podido aprender mucho a través de conversaciones que hemos mantenido de manera informal.
Por otro lado, un libro extraordinario sobre literatura y matemáticas es Esperando a Gödel: Literatura y matemáticas, de Francisco González. Es la mirada a estas dos disciplinas a través de los ojos de un profesor de literatura de la Universidad de Oviedo. Gracias a Paco he podido entender cómo hay múltiples lecturas de cualquier texto, cómo diferentes miradas (por ejemplo, la suya y la mía, la de un especialista en literatura y una en matemáticas) pueden ayudar a descubrir los secretos de un texto. Compartimos una bonita experiencia durante el taller de literatura experimental OuLiPo que organizó en 2014 el ICMAT. También me gusta mucho Verbalia. Juegos de palabras y esfuerzos de ingenio literario, de Màrius Serra, que también habla con maestría sobre la interacción entre las matemáticas y la literatura.
¿De dónde surgió tu interés por la unión entre matemáticas y literatura? ¿Por qué ahora plasmarla en un libro?
Me gusta mucho leer, en general, libros de todos los géneros, y me dedico (y me gustan mucho) a las matemáticas. Cuando comencé a hacer divulgación me pareció una buena opción unir estas dos pasiones. Era una manera de reivindicar la Cultura (con mayúscula) que abarca tanto las artes como las ciencias; un modo de ver cómo las matemáticas son transversales a todo lo que nos sucede. También es una forma de reivindicar la lectura como una parte esencial de la formación de cualquier persona, se dedique a lo que se dedique.
Dentro de esta colección de ‘Miradas Matemáticas’, creo que este punto de vista era importante porque está dirigida fundamentalmente al alumnado y profesorado de enseñanza secundaria, así que entiendo esta propuesta como una manera de invitar a disfrutar de todos los conocimientos que se nos ofrecen sin crear muros entre disciplinas. Es un también una invitación a atreverse a cruzar esas fronteras artificiales que separan, sin motivo, diferentes saberes.
¿Se puede decir que en este libro has condensado dos de tus grandes pasiones?
Sí, ojalá tuviera tiempo para leer más, para estudiar más y disfrutar de esos puntos de encuentro entre la literatura y las matemáticas con más información que me ayudaría, sin duda, a entender algunas elecciones en la redacción de tantas historias.
¿De dónde viene esa creencia de que matemáticas y literatura están en las antípodas? ¿Qué implicaciones crees que tiene esta idea?
Creo que viene del miedo. Supongo que todas y todos tenemos nuestras zonas de confort y nos asusta transitar por disciplinas de las que sabemos poco. Es obvio que los conocimientos de una persona especializada en matemáticas y otra de literatura son muy diferentes. Utilizan técnicas distintas a la hora de trabajar, saben cosas diferentes, pero es un mito que la actividad literaria no requiera una preparación casi matemática antes de comenzar a redactar un texto. Y, de la misma manera, que las matemáticas son simple mecánica y no poseen ni una pizca de creatividad es pura leyenda. Obcecarse en separar las matemáticas y la literatura (las ciencias y las artes) nos lleva a ser una ciudadanía menos culta. Ignorando aquellas disciplinas que nos parecen ajenas perdemos emociones y conocimientos. Una discusión matemática entre colegas es genial, pero un debate entre dos personas con formación diferente puede ser fascinante.